martes, 3 de noviembre de 2015

El proceso de La escalera roja

No todos los días me publican un álbum, no... definitivamente no. De modo que cuando sí que lo hacen, yo lo agradezco con un post de este tipo:


así empezó La escalera roja, con una idea que tuve mientras iba camino al taller de grabado y de la cual hice este cerograbado. Sin embargo, el tiempo que duró su realización, fue suficiente para saber que este pájaro guardaba una historia que tenía que contar.


Apunté un breve texto, que algo tiene que ver con el final, e intenté dotarlo de la estructura que debería tener si fuera un álbum ilustrado.



Lo dibujé todo muy pequeñito, luego lo escaneé y lo imprimí a un tamaño suficiente como para presentárselo a un editor. Una encuadernación en espiral y listo para las entrevistas.


Hubo varias personas (que a todas luces saben más que yo de estas cosas) que me hicieron tener confianza en los proyectos que llevaba en mi portfolio (M. Salisbury, Gustavo Puerta o mi amigo Guridi, entre otros).


Cargado de esa energía, llegó el día de la presentación e hice lo normal que hacemos todos en estos casos, interioricé el personaje de mi álbum y me presenté tal cual a las entrevistas con los editores de Ilustratour. En ese momento surgieron dos relaciones con dos editoriales a las que estoy muy agradecido por depositar en mí su confianza, en ambos casos a partir de una idea y poco más.
La primera relación, que ya conté anteriormente en este blog, terminó (o más bien comenzó) con la publicación de "Conducir es fácil" con Arianna de la editorial A buen Paso.


La segunda relación fue con Kalandraka, y ha terminado de comenzar este verano con la publicación de La escalera roja. Durante este tiempo, el pájaro y el conejo han ido madurando, he elegido la técnica, hemos cambiado el título y hasta hemos pensado durante varios meses la frase de una página... también he de confesar que algo he madurado yo, pues el proceso de este álbum ha supuesto para mí un ejercicio de reflexión en el mejor sentido de la palabra.


Unos cuantos storys después, ya casi sabía lo que iba a contar y cómo lo quería contar, aquello empezaba a tener una estructura y había que pensar en la técnica y en el color...  
La generación de la idea y su adaptación al álbum, es uno de los momentos que más me gusta de crear un álbum, lo paso bien viéndolo en pequeñito, cambiando, inventando nuevos giros o soluciones finales hasta encontrar la que más me gusta.



A veces surgían nuevas propuestas sobre la misma idea, como la de este vídeo, que envié a la editorial y que fue valorada durante un tiempo. A todos nos gustaba, pero finalmente su complejidad era tal que encarecía el producto hasta un precio que lo dejaba fuera del mercado.


Empecé a pintar los fondos y luego fui pasando a los diferentes elementos del álbum.




El conejo, con no ser el protagonista, ha conseguido hacerse con todo mi cariño.















Una vez que tenía todas las ilustraciones, llegó el momento de digitalizar, retocar y enviar a la editorial, que se encarga de colocar el texto y hacer el PDF definitivo.


Ya solo quedaba esperar a recibir la caja que tanta ilusión hace recibir, con unidades de este nuevo libro y finalmente presentarlo en sociedad ante el público más exigente, los niños, que dan sentido a esta profesión.


Muchas gracias a todos los que me acompañasteis el primer día, y a los que estáis viniendo a las presentaciones posteriores. ¡Es un placer encontrarnos!